Y van 10, esta última dedicada a las aves de roca, aunque la excusa sea lo de menos. Lo importante como siempre es juntarse y pasar un día agradable, acercarse al río y hacer para que pueda ser un momento de encuentro y charla en torno a un tema.
 
Ya en la misma vuelta de las Torres, oímos las primeras chillandras (gorrión chillón) y vencejos. Alejandro cuenta cómo se las ingeniaban para cazar los vencejos al vuelo cuando bajaban en vuelos rasantes a comerse los «cucos» que salían de las lentejas, mientras las trillaban en la era. Un palo y un alambre podían valer para hacerles caer al suelo. Una vez allí, estas aves apodiformes (de pies atrofiados) ya no podían levantar el vuelo. Un mes después de la andada un vecino entusiasta me sugirió algo que nació en aquellas primeras luces del día: «este otoño, pidiendo los permisos necesarios, hay que limpiar el cementerio viejo, a ver si podemos juntarnos y …», todo es ponerse.
 
 
 
 
 
Bajando al tejar, quedan atrás las estridentes chillandras y suenan los primeros «bu-bu-bu» de las baubas (abubillas) entrecortadas por el «chek- chek» de las rebalbas, la gris y la rubia. Sonidos de temporada, puesto que estos pájaros vuelven a África en cuanto el frío aprieta. Poco después se abría una val conocida como Valdiviñas, en cuya solana está la buitrera. Este era el sitio donde los buitres daban buena cuenta del ganado muerto. Fue empleado como muladar por su orientación, poca vegetación y ligera pendiente. Siempre se ha conocido y apreciado la labor sanitaria de estas aves, que una vez saciadas encontraban aquí su pista de despegue.
Seguimos por el camino al río siguiendo la Cañada Real, por Piedra ventolera, Revuelta de las perdices y Llano de la puerta a La Hoz, tierras de gollorías (aláudidos) entre la que destaca la moñuda (cogujada) . Entre tanto vemos como algunos árboles plantados en el 2016 han resistido la sequía: acerollos, pinos y sabinas… estas últimas incluso al diente de las ovejas, ciervos, corzos o cabras (*).
En este caso, al llegar al río fuimos aguas abajo hasta la Piedra de los Balcones, en donde pudimos ver roquero solitario, vencejo real, avión roquero, cuervos, buitres y mirlopas (alimoche). No pudo encontrarse mejor nombre para este roquedal, ya que tiene innumerables balcones con inmejorables vistas e insuperable orientación. 

Ya de vuelta al pozo de las escaleras a almorzar, bocadillo con el mejor pan posible (al menos para el que escribe), el de Used, y el mejor vino… el que se bebe de la bota, en el río, cuando se almuerza  en la mejor compañía.
 
Muchas gracias a todos los participantes por vuestra colaboración y ayuda.
 
Puedes descargar más información sobre las aves de nuestra ruta pinchando aquí.
 
 

(*) La cabra montés subsp. hispánica, está logrando una rápida expansión por todo el Sistema Ibérico, desde que en los años ochenta salieran los primeros ejemplares de Los Puertos de Beceite. Han logrado colonizar el Maestrazgo turolense y bajar a la depresión del Ebro (Bajo Aragón y Comarca de Cariñena) aprovechando su red fluvial, al tiempo que se han ido adentrando hacia el interior y el norte peninsular, saltando entre las cabeceras de sus ríos: Alfambra, Jiloca, Guadalaviar, Tajo, Piedra, Mesa y Jalón. A diferencia de los corzos o de los ciervos, sus cuernos van creciendo continuamente año tras año, mucho más en el caso de los machos que en el de las hembras. 

Los machos de corzos y ciervos hacen el desmogue, es decir, tiran su cornamenta al finalizar el invierno y crece de nuevo en primavera, motivo por el que se denominan cuernas y no cuernos, como en el caso de las cabras. 
De una u otra forma, unos y otros, tendrán que tener sus cornamentas a punto para luchar en otoño por las hembras.
 
 
Chismarrako - X Andada
Chismarrako – Andada 2019

 

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